de lo que va esto

mi vida marujil, curiosidades, consejos, recetas, lo que me enternece, lo que me mortifica, lo que me encuentro, lo que me encuentra.







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domingo, 26 de febrero de 2012

Mirando las musarañas – El teléfono


Me incordia profundamente el sonido insistente y apremiante del teléfono. Me trasmite una urgencia que en la gran mayoría de los casos no tiene nada que ver con el mensaje que nos van a transmitir.


De ahí mi fascinación por como algunas personas son capaces de retrasar el hecho de cogerlo, las envidio, soy incapaz. Tuve un compañero de trabajo, habitual del juego: “ignoremos que suena el teléfono”, que justificaba su desidia para no atenderlo al hecho de que si era una llamada necesaria, quién fuera esperararia o incluso volvería a llamar; y si solo era una llamada para saludar, colgaría. Su razonamiento, supongo que algo de sentido tendrá…. Pero más de una vez ante su lentitud para atender al irritante aparato, los compañeros acabábamos desviando y atendiendo la llamada a alguno de nuestros teléfonos.

De todos modos esta costumbre finalizo en cuanto sus intereses sentimentales cambiaron…… Lo empezó a coger al primer timbrazo, solo para decir……. Buenos días. Se hecho novia!!. También mejoro su aspecto en general, por no hablar de su higiene personal.

4 comentarios:

R dijo...

Las afirmacio es y convicciones que tan sesudas y firmes parecen y que pueden caer como un castillo de naipes ante un cambio de intereses...

Me sobresalta el teléfono. En la oficina nohay más remedio, en casa temo que sean malas noticias, y el móvil lo llevo en silencio desde q su tono me recuerda estar esperando en vano.

Ya no es así; mis esperas no son tales.

Pero sigo teniéndolo en silencio.


Podría cambiar el tono de la llamada...pero, para qué?

En realidad, lo que debería cambiar es la actitud...pero no encuentro los mandos del setting del corazón...


Un beso princesa!

R

Princesa Negra dijo...

Querida R;
Gracias por dejar tu comentario, si no interactuáis esto como que pierde la gracia.
Lo cierto es que nos reímos mucho con su cambio de actitud, era algo que esperábamos, había que darle tiempo.
También soy de las que espero una llamada que se que nunca recibiré. Estoy aprendiendo a vivir con ello, nuestra vida es nuestra, para bien o para mal, tenemos derecho a vivirla.
Hasta pronto.
Besos de caramelo.

churruca dijo...

Es curioso. ¿Os acordáis cuando el teléfono se limitaba a hacer "¡ring, ring!"?. Aquel timbre agudo y penetrante se te metía en la cabeza, y si decidías no cogerlo llegaba un momento en que empezabas a percibir en él inexistentes matices. Ahora los teléfonos hacen toda clase de monerías -algunos incluso sirven para hablar- y los puedes hacer sonar como te dé la gana, casi sin límite.

Y lo curioso, decía, es que el efecto es exactamente el mismo que el del irritante "!ring, ring!" de antaño. Esa inquietante sensación. Como el llanto de un bebé que no hay forma de ignorar, que te apremia haciéndote sentir que algo puede estar pasando y hace que tu conciencia no descanse hasta haberlo atendido.

Y es que en realidad es el teléfono lo que nos inquieta, no su sonido. Su sóla presencia. Nos inquieta que suene y al otro lado no esté quien ansiamos que nos llame o que nos den una mala noticia.

Y si no es ni lo uno ni lo otro, si la noticia es buena o nos llama esa persona con la que deseamos hablar más que con ninguna otra, el teléfono se vuelve por un momento un objeto afable y amistoso. Pero una vez concluida la llamada vuelve a quedarse en silencio, amenazando con volver a sonar en cualquier momento.

Princesa Negra dijo...

Hola Churruca, gracias por comentar.

Es curioso comprobar la similitud de las sensaciones que nos produce el sonido del teléfono.
No puedo estar más de acuerdo con que "incluso" algunos teléfonos sirven para hablar, cuando miro alrededor, veo que la gente con ellos hace de todo, menos su uso principal.

Hasta pronto.
Besos de caramelo.